domingo, 5 de diciembre de 2010

Los Gemelos

Los Gemelos, la Noche y el Día, representados por los antiguos egipcios.

1 comentario:

eduardo morguenstern dijo...

ÑAMANDÚ, EL ETERNO.






No te has ido, Ñamandú, sigues reinando
victorioso desde el fondo de los tiempos,
en los bosques virginales comandando
al cielo y a la tierra, al agua y al viento.

Todo lo que existe surgió de Tu Ayvú.[1]
En ígnea cascada todo fue saliendo
del tremendo fuego, Ñanderuguasú[2],
que preñó amoroso a la Primer Neblina,
en Santos Misterios rituales kunu’ú[3]

Y al Eterno Brillo de tu Luz Divina
surgió inmaculada Îvî Tenonde,[4]
agreste y fecunda como hembra felina
que fue en sus principios la Îvîmara’ey[5].


Tus añosos bosques cedieron al hacha
almas del quebracho, ñanduvay y timbó.
Tus plantas sagradas, debido al veneno,
igual que el teyú[8], el panambí,[9]el guyrá[10]
se mueren de a poco, maldición de Añá[11],
porque el blanco quiere obtener más con menos
y mata la Tierra y todo lo que hay.

Pero estás y sigues, Ñamandú, reinando
en los corazones de tu pueblo Avá[12],
Tu Aliento es la vida eterna palpitando
en la luz silente de Yasî[13] serena,
y en el fuego rubio kuarahy[14] quemando
en el día nuevo todas nuestras penas.

Brillas en los ojos de eireté[15] del monte
de las bellas kuñataí kuera[16] morenas

Estás, Ñamandú, viviendo en la sangre
de todos tus hijos, que es tu sangre nueva,
Cuidamos tu idioma, que es pan de nuestra hambre,
¡Ñamandú el Eterno, Padre Luz, raigambre!
Guardamos Tu Llama, ¡Oh, Dios de la Selva!

Eduardo Morguenstern, Argentina